El diablo también se mete muchas veces
en la cocina a inventar platos como este, que sin dejar de ser un disparate
culinario, resulta agradable.
Preparado el conejo
en gibelota, pero con vino tinto en lugar de vino blanco, en el
momento de sazonar, se echa en la cacerola una buena anguila de río,
cortada en trozos del tamaño de los del conejo.
Cuece todo junto, y se sirve y se come con bastante gusto.
En Zamora, me presentaron este plato en una
ocasión, y no lo había visto en mi vida, ni soñaba
siquiera con él; pero la anguila era una magnífica pieza
del Duero, el conejo había nacido en el coto de Villapadierna, y
el guiso estaba hecho de mano maestra, por alguien que allá en tiempos
guisara algunos manjares para el ingeniero D. Práxedes Mateo Sagasta.
Angel Muro
El Practicón
Tratado completo
de cocina al alcance de todos y aprovechamiento de sobras.
Madrid,1893