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La Academia de Gastrónomos perdió hace unos años a uno de sus decanos, nuestro querido y llorado Paul Mégnin, montero mayor de la Compañía y autor del célebre Breviario de la venación: 300 maneras de preparar y aderezar la caza, un libro que no podía haberse escrito más que en Francia, por un perfecto gourmet y apasionado cazador.
Paul Mégnin, que llevó con innegable autoridad la rúbrica cinegética del Temps, y más tarde, después de la última guerra, la de Le Monde, era de los que consideran «el noble placer de la caza» como una razón de vivir.
Y Francia, ese paraiso de la buena mesa, es el país en donde más fina es la caza, más sabrosa y más variada y en donde, desde hace un milenio, los cocineros y los cordons bleus saben sacar mejor partido de ella.
De la misma forma que cada provincia tiene su cocina propia, sus platos, sus vinos y sus especialidades, cada una tiene su caza de pluma o de pelo y cada una ha sabido crear la receta que realza de la mejor manera posible el aroma de esa caza.
Así, Alsacia tiene sus perdigones en chartreuse, sus pâtés de caza y su famoso civet de liebre con tallarines; Lorena, sus malvices al estilo de las Ardenas y su cabeza de jabalí a la Messina; la Campaña, su filete de faisán a la Sainte-Menehould y sus pâtés de caza Meldois; Flandes, su guiso de perdiz con puré de lentejas; Picardía, sus pâtés de alondra y su pâté de pato en hojaldre («gran orgullo de Amiens»); Isla de Francia, su tarrina de caza de Barbizon y su estofado de conejo; Normandía, su perdigón y su liebre con nata; Anjou, su pâté de cerceta estilo Saumur y sus estofados de conejo con vino seco de Loire; Turena, su civet de liebre con vino de Bourgueil; Orleáns, su guiso de perdigones, sus costillas de corzo a la Solognote, sus pâtésde liebre y de ciervo; Morvan tiene su conejo de monte asado con castañas; Berry, su pâté frío de chorlitos y perdigones; Saintonge, su deliciosa liebre asada a la saintongeaise (lavada con coñac y sal gruesa y rellena de romero, con una salsa a base de chalote); la región de Ariège, su civet de rebeco, su guisado de oso de los Pirineos y su guisado de jabalí de Perhus; Córcega su adobado de cordero, de jabato o de jabalí. No sigo, porque habría que dar la vuelta gastronómica a Francia y no he hecho sino citar los principales platos de caza que pueden degustarse en algunas de nuestras provincias. ¿Bastará esta árida e incompleta enumeración para dar una idea de la incomparable diversidad que puede ofrecer a los gourmetsla lista oficial y completa de nuestros platos de caza menor y mayor?
Antiguamente, estos platos formaban parte de la "alta cocina" o, cuando menos, de la cocina para ricos Alcanzaban con frecuencia precios que pueden ser calificados de «gastronómicos» y que superaban con mucho los medios del francés... medio. Pero, desde hace algunos años, se ha formado en Francia una escuela de jóvenes cocineros que se someten al principio del Gran Mâitre Escoifier: «Sobre todo, que sea simple», y al del perfecto gastrónomo Femand Jobert: «Una salsa debe prolongar el gusto de un plato, nunca enmascararlo o disimularlo.»
Relea, si tiene usted tiempo y oportunidad, la receta de la liebre á la royale en la Gastronomía práctica de Ali Bab, aquel ilustre gourmetque era el paladín de la cocina rica y complicada Es una receta que ocupa una decena de páginas y de cuya salsa forman parte elfoie gras, las trufas, el coñac y un montón de condimentos, de forma que el gusto de la liebre acaba por desaparecer. Es cierto, todo hay que decirlo, que se trata de una receta que se remonta a la época en que se ponía foie gras, trufas, oporto, madeira, coñac, armagnac, Clos-Vougeot, Chambertin, etc... por todas partes, porque eso «enriquecía» los platos.
Un buen cazador, como Paul Mégnin, diría sencillamente que una auténtica liebre a la royale se hace con la sangre del animal, nata de calidad y tantos dientes de ajo como los comensales puedan asimilar. Y hubiese añadido: «Es un error creer que un gran vino es indispensable para conseguir una salsa perfecta».
Entre los dos últimos (o penúltimos), había un gran anfitrión, Camille Cell, que para atender a sus invitados se traía desde Saint-Rémy-les-Chevreuse un excelente cordon bleu, Mme. Yvon, que dirigía por entonces la famosa Auberge de l'Yvette, cuyo renombre ha sabido aumentar el sucesor de Mme. Yvon, Maurice Menemier. Cierto día, Camille Cerf; que era uno de los propietarios del ilustre Clos Vougeot, quiso ofrecemos un civet de liebre, aderezado con un Clos-Vougeot 1911, es decir, de una de las mejores añadas.
-Lo probaré si quiere -dijo Mme. Yvon-, pero creo que es un vino de demasiada calidad y me parece que va a canmelizarme la salsa.
Ocurrió lo que aquel perfecto cordón bleu habla predicho. Camille Cerf aceptó su error y, algún tiempo después, hizo que Mme. Yvon nos sirviese otro civet aderezado con un buen «vino de mesa» borgoñón, más joven que el famoso Clos-Vougeot, pero de procedencia directa, sin estar aumentado en grados ni normalizado. Resultó un éxito, y Camille Cerf no rehuyó el aplauso. ¡Mme. Yvon tampoco!
Un plato de caza conseguido es, según nuestro maestro Brillat-Savarin, una de las más puras delicias que puedan cautivar a un gastrónomo.
Estos temas cinegéticos y culinarios suscitan una pregunta que me han hecho mil veces: «¿Qué prefiere usted, la caza fresca o la caza faisandé (1)?».
Pregunta a la que, una vez más, contestaré con anécdotas resueltamente autobiográficas y con confesiones personales.
En mi dulce país dc Anjou, en el prehistórico tiempo de mi adolescencia, muchos de mis compatriotas manifestaban una pasión vehemente por la caza faisandée. Cuando uno de ellos mataba una becada, la colgaba por la pata y, cuando le caían gotas verdes por el pico, decía:
¡Bueno! ¡Bueno! Dentro de siete u ocho días, ya se podrá pensar en la becada.
Antes de la guerra de 1914, los angevinos que venían a dar una vuelta por París, solían frecuentar encantados un excelente restaurante: el Gauclair, en la calle de Richelieu. Allí encontraban una bodega bien surtida de vinos de Anjou, sin azucarar ni "achampañar", y una cocina perfecta, sana, leal y de recto gusto (como se dice en mi tierra).
Un día de noviembre de 1905, un gentilhombre angevino, gran Nemrod ante el Eterno, escribió a seis amigos suyos, el más joven de los cuales era yo: «Pasaré una semana o dos en París, a partir del doce de este mes. Llevaré siete becadas, una para cada uno de nosotros, y os invito a cenar, el catorce, en Gauclair».
Nos presentamos allí puntualmente y nuestro anfitrión nos acogió entusiasmado:
-¡Allí están! ¡Allí están las siete! -nos dtjo señalando la puer ta de la cocina, que se abrió dando paso al chef y a un olor altamente característico.
El chef se dirigió directamente a nuestro anfitrión y le dijo:
-Pero, señor Jacques, ¿cómo pretende que cocine esas carroñas?
Como ya estaban puestos los cubiertos, temí por un instante que Jacques clavase un cuchillo en el vientre del chef.
-¡Carroñas! -gritó nuestro anfitrión- faisandeés, imbécil! Y vuelve rápido a la cocina o te...
El espantado chef desapareció y, distraídamente, dejó la puerta de la cocina abierta. Unos instantes después, se oyeron unas suplicantes voces femeninas:
-¡Por lo que más quieran --clamaban-, cierren la puerta de los servicios!
En diez minutos, como por encanto, el restaurante, que a nuestra llegada estaba repleto, se vació, para gran desesperación del bueno de Gauclair, que intentaba en vano retener a los clientes.
Mis lectores comprenderán, sin duda, por qué prefiero la caza fresca o ligeramente faisandée.
1. Curiosamonte, a pesar de ser una práctica corriente en
España, no parece haber palabra específica castellana para
designar la acción de «faisander». Algunos cazadores
me han pmpuesto «colgar el ave», pero es domasiado genérico;
en algunos pueblos he oido «macerar», pero macerar es, scgún
la R.A.E., «''ablandar una cosa estrujándola, golpeándola
o mediante su inmersión en un liquido». Observo, por
otra parte, que en muchos libros de cocina se describe la acción,
pero se evita nombrarla, por ej.: «La becada, así como toda
clase de caza de pluma, debe tenerse como mínimo tres días
muerta antes de cocinarla, sin desplumarla, en lugar fresco y aireado».
(Cándido, La cocina española.)
<N. del Tr>
Curnonsky El Príncipe de los Gastrónomos
(Maurice Edmond Sailland)
Recuerdos Gastronómicos
Barcelona, Parsifal Ediciones, 1991
Barcelona, Octubre de 1998-Abril 1999
Acompañando estas deliciosas preparaciones, desde Yecla quedaremos hechizados con los gloriosos vinos Castaño Tinto Monastrell 1997 y la última virguería parida por el enólogo David Morrison para Bodegas Castaño en un intento logrado de inmortalizar el nombre romano de Yecla: el indescriptible, el único, el psicosurrealista Hécula; este persiné cáramo que diría al vino bravo en caló un gitano purista, producto del chalaneo entre las uvas monastrell, cabernet,tempranillo y merlot, nos transportará a moriscos paraisos de bravías tierras murcianas con aromas de frutas frescas y lejanos recuerdos de yerbabuena y alábegas.
En todo caso, no debemos quedarnos dormidos, y de eso se cuida Salvador Sans desde su tienda de Cafés el Magnífico en el Carrer d'Argenteria; nos subyugará con un Café Etiopía Moka Harrar Boldgrain, considerado como el mejor moka etíope, de muy limitada producción y despulpado absolutamente artesanal, con un sabor rústico de aromas a moka silverstres y especiados, producto de sus cultivo en altas mesetas de suelo bolcánico.
Y quedamos nosotros.El Ateneu Gastroòmic se engalana la noche del miércoles 7 de Octubre para presentar afrodisíaca y dignamente, tan singulares y encorpados alimentos.
Calados
por las recientes lluvias y con las anteojeras empañadas por el
relente, nos ha llegado el otoño; nos ha sorprendido la temporada
cinegética mientras imaginábamos tal que papamoscas, impacientes,nerviosos
con caninas ansias golosas, cuando nos relamíamos de gusto y se
nos hacía la boca agua,ensoñados y ensoñantes de deliciosos
stofados,gazpachos,arroces, caldos, y cualquier otra manduca a base de
carnes de caza.
Con sayas
de almarieta,acansinados de cruzar alquiblas,riscales y juncaleras, recorriendo
repechos manchegos, enhiestas cumbres extremeñas, o bosques
y serraladas del interior de Catalunya,a veces con la inestimable ayuda
de un sufrido pollino que llevaba los cojugones del serón repletos
de artefactos coquinarios y condumios, siempre acompañados por la
retahíla de los fieles e insustituibles perros,los cazadores se
han desparramado por toda la geografía y si nos descuidamos hasta
en la ortografía ibérica.
En lo que respecta al Ateneu Gastronòmic,por fin volvemos a nuestra costumbre de elaborar apetitosa jamancia, mezclar sabores y olores dignos de vuesas mercedes y a tal fin hemos abrillantado pucheros,cazuelas, perolas, cazos,ollas y cachirulos, llenos a rebosar de salsas,setas,patatas,boniatos,membrillos,zanahorias, nabos, nabicoles, níspolas y coles; granadas aguiyerras, albares,ciñuelas y cajines; almendras avellaneras,planetas,soteras y datileras; higos bujarasoles,pajareros,valdazos,cuello de dama y verdales;aceitunas cornicabras,morronas, arbequinas y macocanas, de cualquier manera,en fresco o en conserva, que nos llegan desde nuestro vecino e insuperable Mercado de la Boquería en plenas Ramblas barcelonesas,adonde nos acercamos con cualquier excusa u ocasión para olisquear ameladas carnes de pluma y pelo.
Esperamos satisfacerles,sorprenderles, y ser capaces de ponernos a sus alturas, que no a sus bajuras, sin medianías, tal y como ustedes se merecen.
Bellos ejemplares de jabalíes,corzos,ciervos,conejos,liebres,perdices,patos o faisanes surgirán sigilosamente, como jugando al escondite,de nuestras mesas, produciendo una eclosión de sensual placer y gusto.
Esta temporada, hemos elaborado una tagine de ciervo con miel al estilo de los sefarditas marroquís,gentes éstas, herederas de viejas tradiciones coquinarias del sureste peninsular que durante siglos estuvo bajo influencia sarracena, cuales costumbres son notorias aun por aquellos lares prácticamente casi hasta nuestros días en Murcia,Almería y Granada, por los llamados cristianos nuevos que a contrapelo decidieron aferrarse a aquellas sus tierras de siempre, pese a la larga sombra del omnipresente Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.
En fronterizas comarcas murcianas,allí donde confluyen los antiguos reinos de Castilla la Nueva y Valencia con el de Murcia,se encuentra la ancestral Hécula o Yécora (la Yecla de hoy),cantada por Azorín, Pío Baroja,Eugenio Noel y Castillo-Puche entre otros muchos.Allí,la familia Castaño ejerce su magisterio enológico y nos trae, aunque no para que nos abucemos, el mítico morapio de la casi inmortal uva monastrell,responsable de enormes y numerosas cogorzas en el pasado. Esta uva,existente en la zona desde tiempos romanos y heroicamente resistente a la terrible plaga de la filoxera que se desparramaba desde el norte gabacho por todas partes el último tercio del siglo pasado es la base de los vinos de Castaño en sus distintas elaboraciones con modernos sistemas enológicos.Ellos acompañarán dignisimamente, faisanes, perdices, liebres,jabalíes o ciervos, produciéndonos semejante maridaje aquel inenarrable placer que asemeja al gusto de amores y al aroma de la música. Esperamos de nuestras bacanales que les pasen volando, aunque eso sí,sin ser cazados por nadie,sino que éstas sean la antesala de beatíficas sobremesas donde cualquier cosa es posible e imposible a la vez,donde el cielo y el infierno poseen difuminas fronteras.
Que les aproveche.
Ernest Núñez Gómez de León
Por cuanto el próximo día 13 del presente mes de Octubre
de este bisiesto año de 1996 es notorio que prescribe la observancia
de veda para caza mayor, y siendo peculiar y cabal decisión de los
fogones del Ateneu elaborar apetitosas viandas, olores y sabores exclusivos,
ofreciendo ollas y perolas, cazuelas y pucheros, que preñados de
salsas, caldos, parrilladas y estofados de carnes sin par, llegadas desde
el puesto que Serramitjana Capdevila tiene en el Mercado de La Boquería
en plenas Ramblas de Barcelona donde los hermanos Capdevila ejercen su
magisterio cinegético y ornitológico, y cuya sombra es un
excelente refugio en el que protegernos cuando la escasez de la caza y
las dificultades para encontrarla arrecian.
Con semejantes valedores sería imperdonable por partes nuestras
y vuestras no quedar a las alturas o a las bajuras que las circunstancias
requieren. Espléndidos y fastuosos yantares, guisos de ciervos,
corzos, jabalíes, liebres, perdices, patos o faisanes aparecen
con el sigilo de figuras patibularias que convierten nuestras pitanzas
en placer de golosos. Resucitan con la novedad y el arcano de seculares
leyendas, tradiciones y mistificaciones relacionadas con las nobles artes
cinegéticas, manidas y nostálgicas conversaciones junto a
la chimenea sobre extraordinarias hazañas de añorados y pretéritos
tiempos.
A dicha o a desdicha, fuimos llevados en un continuo morir por regocijarles, yendo de la zanahoria al nabo o al boniato, ofreciéndoles frescas, deliciosas, fragantes y rojas carnes de pelo y pluma, con finas texturas, cazadas a guerra galana, al ojeo, al rececho, con reclamo o con perro de muestra por cotos, lomas, encinares, dehesas y repechos, para regocijo de sus mercedes.
Comidas deleitosas que nos pasarán volando mientras acompañamos estas refecciones en lo que se refiere al bebercio, con los navarros Oligitum, esos bravos y equilibrados vinos tintos granatosos, con fragancias a vainilla, arándanos, frutas maduras, y el típico aroma a pimiento verde del cabernet, elaborados a partir de uvas merlot,cabernet-sauvignon y tempranillo por las Bodegas Piedemonte de la navarra Villa de Olite. Con este sorprendente tinto les encandilaremos y sorprenderemos por sus potentes fragancias.
Ejercerá como maestro de ceremonias de las Jornadas de Cocina de la Caza y ejecutará el concierto inaugural practicando las correspondientes diligencias Quico Pi de la Serra el Viernes día 18 de Octubre a las 20,30 horas
Ernest Núñez Gómez de León
(Octubre de 1996)
Primer aviso
En un escorzo violentísimo nos llegó este otoño húmedo y salvaje. Y vino lleno de reposo y con el pelo al través de un corzo gigante. Y el corzo usaba una enorme boca pregonera que anunciaba a los cuatro olores que en el Ateneu Gastronómic se guisaba algo especial. Y con el reclamo de las trompas cazadoras vinieron otros corzos, otras perdices, becadas, algunos ciervos y los homéricos jabalíes a olerse a sí mismos una vez aviados por nuestra Euriclea particular: gracias a semejante procesión, Claire la de níveos brazos, depura y guisa cuanto pelo corredor o pluma voladora quiera soportar la coquetería atroz de dejarse maquillar y perfumar entre zanahoria y setillas o entre especias y vinillos, para salir a la palestra que nos presenta Ernest Núñez, el de la barba montaraz, purificadas en el más allá gastronómico.
Vienen así, de la mano de Josep Mª, a la mesa del Ateneu Gastronòmic cuantos animales creen en la resurrección de la carne, cuantos quieren descansar de su propia salud y los nostágicos que añoran la vida de monte; todos aquellos, en fin, que fieles a su voluntad resistente no desean sino sentirse a salvo camuflados en su propia salsa y en la crueldad compartida del buen gusto.
No con otro ánimo nos disponemos a celebrar unas jornadas en las que la caza salvaje y la carne domesticada inundarán otoñal y tozudamente nuestra cocina.
No hay tampoco horario ni plan fijo: el bosque nos dicta el menú, Bodegas Torres asesora graciosamente la nuestra y de usted depende la cadencia y la intensidad con que desde el Ateneu Gastronòmic hemos de dar color y sabor a sus gustos de usted.
Segundo aviso
En el Ateneu Gastronòmic estamos celebrando unas jornadas gastronómicas dedicadas a la caza.
Hemos elegido el mes de octubre porque es cuando los bosques que han huido de la quema reparten gracias divinas por tal suerte.
Sin ánimo de esquilmar ni de ensangrentar más de lo gustosamente necesario, estamos poniendo las manos en la obra de ofrecerle lo mejor y más en su punto de cuanto vuela y corre. Josep Maria, nuestro "maïtre", está organizando las paradas y las esperas para que las durísimas jornadas de asalto y trinchamiento se parezcan más a una comunión telúrica que a unas sesiones de arrepentimiento: queremos que el acercamiento a la carne roja sea dulce y permita componer nuestros paladares y nuestros oídos en algo más que unos irrelevantes artilugios machacadores y machacados. Digo lo de los oídos porque nuestro cuarteto musical especializado en trompas de caza lleva algún tiempo destornillando la sordina para acompañar a nuestros instintos degustadores como se merecen: con el elegante y potente sonido de lo inusual.
Tercer aviso
Los días 13,27 y 31 de este mes de octubre y el 4 de Noviembre a las 20,30 horas sonará la música en nuestro restaurante. Mejor dicho, sonar la música fuera de nuestro restaurante, porque hemos preparado un cuarteto tan espectacular y tan del aire libre que encerrarlo sería tan absurdo como intentar conservar un jabalí antes de despeinarlo. Todo un cuarteto de viento especializado en música cinegética para dar lustre musical a la puesta de corto de algunas carnes cazadas.
Esperamos que en este paseo, más sensitivo que aventurero, nuestros clientes y nuestros amigos compartan el goce de encontrar y de mostrar, de lucir, la reverencia que, dentro y fuera del restaurante, con música y con vino, le queremos dar a la naturaleza comestible. Y que sea de este modo porque oímos música de caza y no salimos corriendo: sin arrasar, nos plantamos entre el bosque y sus frutos y le rendimos la pleitesía más dulce que sabemos. Nos sirve el respeto.
Cuarto aviso
Les proponemos un pecado carnal, no venial ni extrictamente mortal, sólo el pecado de la carne rubicunda. Si se acercan durante el mes de octubre a nuestro enciclopédico restaurante podrán caer en la tentación del placer sin haber de pagar en la vida trascendente.
Y ser así porque una antología de la carne más roja se dará cita ilustrada en nuestras mesas gracias a la capacidad blandísima de nuestro proveedor de pecados: Cadaico (Capdevila-Daico), de Mercabarna se ha recorrido todos los bosques de la imaginación para que nosotros sólo hayamos de guisar el detalle y la consecuencia.
Si usted tiene a bien integrarse en el esfuerzo de nuestros antologadores particulares y desea disfrutar de la caza estética, sepa que vinos, mesas, carnes y especias le esperan finamente ataviados para cumplir el más simpático de nuestos sueños: nada se crea ni se destruye, sólamente se disfruta y acepta, envidioso, otra forma.
Postfacio: Deberán recordar también, evitando racionalistas olvidos que los días 27 y 31 de Octubre y 4 de Noviembre a las 8 horas y 30 minutos sobrepasado el crepúsculo, aparecerán con la magia auditiva de sus trompas de caza (no de Hamelín sino de tierras eslovacas,murcianas y castellanas), el cuarteto que bajo el barroco nombre de Cornicinum Academicus Chorus, nos convoca al Ateneu para deleitarnos con un concierto de música de caza, mientras cenamos, durante aproximadamente 6.000 segundos con sus enigmáticas melodías que nos hablan de madrugadas al acecho, sierras y torrenteras, paradas bajo las encinas, jabalíes y ciervos, liebres y perdices, podencos y escopetas, y carnes. Sobre todo carnes de todas las texturas y sabores, blancas, rojas y violáceas, sabrosas o suaves ,arropadas de pelo o plumas para provocar el deleite de vos.Carlos Clavería (Octubre 1995)