El colimbo, que es la más sabrosa entre todas las
aves pequeñas, se cuece en su propio jugo y luego ha de majarse
ligeramente y ponerse en una olla de grasa de cerdo hirviente por no más
de medio minuto. De donde surge crujiente y dispuesto para ser cubierto
con pimienta y miel antes de comerse.
Notas
de cocina de Leonardo da Vinci
Compilación
y edición de Shelag y Jonathan Routh
Madrid,Ediciones
Temas de Hoy,1993.
Coleccion
Bolsitemas