Archena.Plaza Mayor de la Población (Cliché S.Martínez)  Ap.1915
 ALLA LEJICOS!...
(Costumbrismo - Paisaje)

Mi pueblecico

Desde la que fué mi casa
(«Las Acacias») bajo al pueblo
y en la cuesta de la Cruz,
a mirarlo me detengo...
             Al cabo de muchos años
                       vuelvo.
           («En la senda») ¡Cómo pasa
                       el tiempo!...

          Acuden á mi memoria
                      los recuerdos:
          ¡mi infancia, mi mocedad,
                      mis padres muertos!...

          Encimica de la cuesta
          está la cruz que pusieron
          (muchos años hace ya)
          los misioneros...

          Recién puesta, yo volvía
          una noche de rondeo
          y me espantó una gran cruz
          negra sobre el blanco suelo.

          Hacía luna, olvidado
          de la cruz que habían puesto,
          en el camino, de pronto,
          vi la sombra del madero...

          Sin poderlo remediar,
                      tuve un momento
          en que, de terror, sentí
          que se me erizaba el pelo...

          Desde la que fué mi casa,
          al bajar, miro mi pueblo
         blanqueändo entre verdores
         y a su espalda los cabezos...

        En lo älto de la cuesta
        a contemplar me detengo
        el puente, el río, las casas,
                       los huertos...

        Des de el puente, miro el río
                      con sus espejos
        y el molino y sus palomas
        en bandadas por el cielo...

        Azul y blanco el molino,
       todo enlucido de yeso...
       de tres estribos de piedra
       el puente de hierro...

       Es domingo: desde el puente,
       venir de la Algáida veo,
       a oir misa v al mercado,
       de gentes un jubileo...

        Las mujeres como grajas,
        sin dar punto de sosiego
        a la lengua, con sus riñas,
                     chismes y enredos...

        Los hombres, con sus andróminas
                     y chalaneos
       y con sus tejemanejes
       de trabajos y dineros...

       Las mozas, con sus riseras
       y de gresca y de chanceo
       con los mozos arriscäos
                     y chapuceros...

       Después de pasar el puente,
       en el Carril, ya en el pueblo,
       el fielato de consumos
       es lo que se vé primero.

       Las cuentas en el fielato
       las llevó mi padre un tiempo;
       aunque era yo pequeñico
       me parece estarlo viendo...

       Al fielato le decían
       la «Bodega» y yo me acuerdo
       que, de vino y aguardiente,
       había muchos pellejos...

       Por la calle de San Juan
                     subo derecho
       a la plaza, que está llena
       de tenderetes y puestos...

       La « Casa grande», en la plaza
       se levanta en un extremo
       con su gran balcón corrido
       y con sus rejas de hierro.

       Se alza la torreta azul
       de la «Casa grande» en medio:
       los aviones a millares
       criaban en los aleros...

       Debajo de los balcones
       están, lo mismo que en tiempos,
       los nidos de golondrinas
                    de barro seco...

      El ver pasar como flechas,
      de pequeñico, recuerdo
      las golondrinas en ras
                   del suelo...

      Y también a la torreta
      yo recuerdo
      que me quedaba mirando
                   suspenso:

      Volaban alrededor
                   los vencejos
      en nuhes y remolinos
                   negros...

      ¡La plaza!.... Tal como estaba
      antes, me la represento
      con la «Casa de la Villa»,
       la botica y el Correo

       Estaban en ella, entonces,
       los Pereas, panaderos,
       y los Giles y los Sánchez,
                   tenderos...

      Estaban, también, el Corzo,
                  liencero,
      y Teöro el cortador,
                 carnicero...

      Voy por la calle Mayor
      y parece que estoy viendo,
      años atrás, los Tarraras,
      sangradores y barberos...

      Perico el sastre, Isidoro
                  el carpintero
      y el tío Chau y los Rosquetes,
                  sogueros...

      Calle de la Corredera...
      mi novia, mi primer sueño...
      sueño que en sueño quedó...
      ¡Rufinica!... ¡versos!...

      Calle de la corredera...
      los Capotes, el tió Pedro
      el padre de Josefica
      mi «Compañera»... ¡más versos!...

      Subo un poco hasta las eras
      y al camposanto me acerco:
                  ¡mi padre
      en aquel nicho de yeso!...

      ¿Y Rufinica? No sabe
      decirme el sepulturero...
      Yo sé: ¡«Cubierta de flores»
      en mi álma la llevo!...

      Fué «Mi reina de la fiesta»
      ¡Allí su sueño y mis sueños!...
                   ¡sueños que duermen
      de la muerte en el sueño!...

      Bajo después á la iglesia,
      que está a una orilla del pueblo;
      desde el atrio, en la hermosura
       de la huerta me embeleso...

       La acequia con sus brazales
       y un molinico harinero...
       las casicas del «Hurtado»
       y las tierras del «Río Muerto».

       ¡El molinico!... Me cuentan
                    que en él mi abuelo,
       cuando era moza mi madre,
       estuvo de molinero...

       Mi pueblecíco se encuentra
       en un valle, entre cabezos...
       Su gracia son los verdores
       y del río los espejos...

Vicente Medina
(Aires murcianos)
Cartagena, 1898