Salsa Española

 Se pone al fuego, en una cacerola grande, 150 gramos de manteca de vaca o cerdo, se le aumentan 200 gramos de harina, hierbas secas aromáticas, pimienta en grano, lo que se revolverá continuamente hasta que tome un color dorado fuerte. Añádese a ese dorado una zanahoria, una cebolla, huesos de jamón y de vaca. Se pone al fuego, revolviéndolo todo junto, y se agrega media botella de vino blanco, tinto o de Jerez, y una parte de salsa de tomate. Se moja con buen caldo y que cueza. Entonces se retira a un ángulo de la hornilla y se deja hervir lentamente durante cuatro horas, en todo este tiempo se desengrasa bien. Se retira del fuego y se pasa por una estameña sobre una vasija de barro.
Velouté
Se hace un dorado blanco de la manera siguiente: Se pone al fuego, en una cacerola, 100 gramos de manteca de vaca y cuando esté fundida, se le incorporan 100 gramos de harina. Se revuelve con una espátula de madera y se deja cocer a fuego lento por espacio de veinte minutos, teniendo cuidado de revolverla de cuando en cuándo y que no tome color. Después de hecho el dorado blanco, se moja con abundante caldo de aves, se cuece durante dos o tres horas y se concluye lo mismo que la Salsa Española.

Salsa Suprema

Se sacarán los muslos y pechugas de dos pollos y se dejarán en agua templada por espacio de una hora, cambiándosele dos o tres veces el agua para que se desangren. Una vez bien escurridos, se pondrán en una cacerola a cocer en agua fría, con un poco de cebolla, zanahoria y un ramito de hierbas y después de espumadas se dejarán hervir con la cacerola tapada, lentamente hasta su total cocimiento. Se pasa este caldo por una servilleta mojada con agua fría, y con él se mojará un dorado blanco hecho a proporción, el que se reducirá hasta obtener una consistencia regular. Se pasará por la estameña y se terminará con una trabazón de dos yemas de huevo batido, un poco de zumo de limón y una bolita como una nuez, de manteca de vaca fresca o nata si se quiere.

Salsa Alemana

Échese en una cacerola medio litro de velouté y otro medio litro de caldo de aves. Se pone todo esto al fuego vivo, removiéndolo con una espátula de madera y apretándolo en el fondo por todos los lados. Cuando se ha reducido hasta su tercera parte, se le añadirá a esta salsa trabazón cuatro yemas de huevo desleídas con un poco de consomé frío. Se pasa por la estameña y se sazona con un poco de nuez moscada, 50 gramos de manteca y el zumo de medio limón.

Salsa Holandesa

Poner a reducir medio vaso de buen vinagre; después poner una cacerola pequeña en el bañomaría con un trozo de mantequilla dentro.
Una vez la mantequilla esté derretida, echar en ella cuatro o cinco yemas de huevos crudos, que se removerán continuamente con el batidor, sal, pimienta y el vinagre reducido o zumo de limón.
Cuando empiece a espesarse, agregar bolitas de mantequilla, algo de leche, otra yema más, sin parar el movimiento, y cuando esté bien levantada, espesa y fina, puede servirse. Advertimos que ninguna salsa que sea a base de yemas de huevos, o con trabazones al final con yemas, manteca y limón, deben de cocer, ni tenerlas a temperaturas demasiado fuertes.

Salsa a la Bearnesa

Se cortan muy finas cuatro chalotas, se ponen en una cacerola a reducir con medio vaso de vinagre de estragón, se retira la cacerola a un lado del fuego y se agregan seis yemas de huevo, una a una. Se mueve la salsa con un batidor, añadiéndole poco a poco 200 gramos de manteca, sal y pimienta.
En cuanto la salsa esté bien montada y fina en el bañomaría, se pasa por la estameña y queda terminada.
Esta salsa lo mismo se emplea para los pescados que para las carnes, o como fundamental de otras salsas.

Salsa Princesa

En una cacerola con vinagre se pone limón y raifort rallado; redúzcase este vinagre a más de la mitad; luego se le aumentará una buena cantidad de salsa blanca: se reduce un poco y se pasa por la estameña.
Esta salsa se suele emplear mucho con el pollo frito, pollo a la Villeroy o para los filetes de lenguado, pescadillas, salmón, etc.
En este último caso, debe añadirse, al tiempo de componerla, una regular cantidad de esencia de anchoas.

Salsa Veneciana (para las aves)

Redúzcase al fuego dos litros de un buen caldo de aves hasta su mitad. Con este caldo se mojará un dorado blanco, sazonándolo con un poco de nuez moscada. Desengrásese y se traba con 4 yemas de huevo batidas con un poco de manteca de vaca y zumo de limón. Se pasa por la estameña. Póngase al bañomaría para que no se corte, y al momento de servirlo se le agregan unas veinte hojas de estragón frescas cortadas a cuadros y cocidas de antemano con agua hirviendo.

Salsa a la Portuguesa

En una cacerola con manteca de cerdo se rehoga una cantidad regular de cebolla cortada en filetes finos y un poco de jamón cortado a cuadritos. Cuando todo quede bien rehogado, se moja con salsa de tomate y un poco de salsa media glasa, pimienta y finas hierbas.
Momentos antes de terminar la cocción, se añaden aceitunas deshuesadas, cocidas de antemano con agua durante dos o tres minutos.

Otra Salsa a la Portuguesa

Se cortan cebollas en filetes muy finos, se pone a rehogar con una parte de aceite y otra de mantequilla; cuando la cebolla empieza a tomar color se agrega salsa de tomate, un poco de ajo y perejil, y luego champiñones cortados en pedazos pequeños, sal, pimienta y nuez moscada. Con diez minutos de cocción queda hecha.

Ignacio Doménech
La Nueva Cocina Elegante Española
Madrid, Imprenta helénica, 1915